¿Y luego qué? La realidad después del coronavirus

Torreón, Coahuila. |  Javier Borroel 

Editorial | Es triste ver que la situación sobre el coronavirus esté empeorando en nuestro país. Según cifras oficiales, en México al día de hoy, viernes 23, se contabilizan 178 mil 971 casos sospechosos del virus. Y también se estiman 868 mil casos de infección por el mismo.

Es penoso ver como hay personas en Torreón que no piensan; personas que creemos que son prudentes y saben las consecuencias de juntarse en grupos grandes en medio de una pandemia. Pero desafortunadamente no lo saben. Tal es el caso de las personas que aprovechan días especiales como cumpleaños, celebraciones, o cualquier tipo de festejo como excusa para juntarse en quintas, salones de fiestas, domicilios, e inclusive bodas donde no se respetan las medidas de seguridad e higiene y el virus se propaga de forma masiva.

Y creo fielmente que la mayoría de nosotros los laguneros, hemos sabido de un (o dos) familiar o amigo que han sufrido las consecuencias de esta enfermedad. Pero, ¿sabemos qué pasa después?

En el mejor de los casos, desde el primer día de síntomas, pasan otros catorce o quince días y es necesario volverte a realizar la prueba para confirmar si aun tienes o no la enfermedad. Y listo. Como si fuera una simple gripa. Cuidados normales, evitar contacto con el enfermo, comprar medicina y asunto resuelto.

En el peor de los casos, la gente pasa por un terrible sufrimiento y agonía durante días, semanas, meses. Sienten que se ahogan, que no pueden respirar, que no tienen fuerza. Llega un límite donde el virus hace tanto trabajo en el cuerpo del huésped que resulta casi imposible inhalar y exhalar. Aquí (si hay lugar), los internan, intuban y a los días se recuperan o mueren.

El periodo de internamiento es incalculable. He leído de casos en los que los pacientes pueden pasar hasta tres semanas intubados. Sin la posibilidad ver a algún familiar. Sin tener contacto con nadie mas que la enfermera o el médico responsable del paciente.

Si logran vencer la enfermedad, salen. Para la mala suerte de los que no la logran vencer, un familiar tiene derecho a ver el cadáver a través de una pequeña ventana, para identificar si es o no su familiar. Y listo. En ese momento es el último adiós. De lejos. Nada de abrazos, nada de apretar fuertemente su mano. Ahí acaba todo.

Los últimos momentos de un paciente son en terrible tristeza. En la soledad de un cuarto, pequeño o grande. Sin comunicación y sin manera de hablar. Hasta que llegan al lugar de donde son llamados. Donde vuelven a sentirse bien, o mal.

Días después recogen las cenizas del fallecido y vuelve al hogar o al columbario.

Así de triste es despedirse de esa persona que en vida tanto amaste, y que por no haberse cuidado, se despidió rápido y en un proceso bastante doloroso.

¿Realmente valoramos nuestra vida? ¿Valoramos la vida de los demás? Me duele ver como hay personas que creen que si te da esta enfermedad es fácil, pero la realidad es que no lo es. Y según estadísticas, en Torreón, casi el 89% de los contagiados que ingresan al hospital para ser intubados, mueren.

Ante la nueva ola de contagios, quédate en casa. Hazlo por ti, por tu familia, por tus amigos, por tus conocidos. Sé un lagunero responsable y valora tu vida. Y si por razones de emergencia ocupas salir, usa el cubrebocas y lávate las manos. Las medidas de seguridad ya las sabemos, pero nunca está de más buscarlas y leerlas de nuevo. ¿Seguimos hablando del tema? Nos leemos todos los días en mi cuenta de Twitter: @javidemetal, para seguir debatiendo y así. 

Lo más reciente: