"Tengo miedo, todos los días, de no regresar viva a casa"

09.03.2020

Torreón, Coahuila. | Karla Lobato

La primera vez que recuerdo haber tenido una experiencia de miedo, fue a los 12 años, sí ¡a los 12 años!
Cerca de mi casa había un niño que me gustaba y vivía en unos apartamentos.
Me arreglé, lo que a mi edad se me permitía, me puse una blusa, unos pequeños tacones y una falda que, no dejaba ver más que mis pobres piernas de una niña de 12 años.
Fui a buscarlo, una vecina iba conmigo. Nadie salía, mis padres iban a salir de viaje y estaban por irse y eso fue lo que me salvó, sabrá Dios de qué.


Él vivía en los apartamentos de arriba y al ver que nadie salía de su casa, opté por irme. Cuando bajaba las escaleras, en el descansador, me esperaba un hombre, jamás lo vi venir ni lo escuché subir.
Me preguntó que a quién buscaba y le dije que a Roberto, eso mientras me orillaba hacia la esquina del descansador.


No sabía cómo salir de ahí. ¡Qué fortuna que mis papás salieron a buscarme! Entraron a la cerrada buscándome y como pude, me salí por abajo de los brazos del señor que me rodeaban y no se dejaban escapar.


Al subirme al coche, mis papás me preguntaron si todo estaba bien y les dije que sí, me daba miedo que pensaran que yo había provocado eso y pensaba, seguro sí, yo provoqué esto por venir sola.
Gracias a Dios, esa vez no me pasó nada.


Otra vez iba caminando rumbo a mi colegio porque en aquel entonces las prácticas de informática eran por las tardes. Estaba muy cerca, seis cuadras y todo derecho, conocía el camino.
Iba en mi uniforme de deportes. Era una "falda-short" que llevaba poco arriba de la rodilla.
Un hombre, caminando, pasó por un lado mío y me dijo: "quiero rozar mi pene en tu vagina".
Me paralicé, no supe qué contestar o si no contestar o qué decir. Solo pude caminar más rápido y llegar al colegio.


Otra vez, fui a la papelería y justo cuando estaba por dar vuelta a la esquina, para llegar al lugar, al cual iba caminando, un hombre se cruzó por mi camino, yo no lo volteé a ver, pero me habló, pensé que preguntaría una dirección o la hora. No. Agachó su cabeza y volteé yo también.
Se había sacado el pene para mostrármelo.


Solo pude decir que n "voz alta": "asqueroso" y caminé lo más rápido que pude.
Esas son solo tres de las muchas otras cosas que, por ser mujer, me han pasado.
Hoy, con mis hijas, me da miedo andar sola y me pase algo así estando ellas presentes.
Salgo a correr con un gas pimienta y mandando mi ubicación real a quien sabe que estoy haciendo ejercicio cerca de mi casa.


Tengo miedo, todos los días, de no regresar viva a casa, sé que alguien de "mis mujeres" sufra algo por el solo hecho de ser muje


LO MÁS RECIENTE:


En esta segunda edición de Mercadito La Laguna, te presentamos a estos talentosos laguneros y su increíble trabajo. ¡Apóyalos y apóyanos!



¿Tienes alguna idea, columna, anuncio o sugerencia? 

Te escuchamos.


¡COMPÁRTENOS EN REDES SOCIALES! El Diario de Metal | Generación I 

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS 2020